¿Un ejemplo?
Imagina una empresa de coches de cualquier marca.
Imagina el proveedor de por ejemplo las direcciones del coche (o frenos, deposito, asientos, cinturones de seguridad...).
Ahora imagina que eres el ingeniero que fabrica y monta esas direcciones. Necesitarás datos para saber cómo se están fabricando, si están dentro de los parámetros de calidad que te exige tu empresa y tu cliente, al que le has prometido que esos tornillos están bien apretados y que el montaje está bien hecho.
Ahora imagina la cara de terror del ingeniero que descubre un problema en una de las piezas, de eso que tú haces, cuando se da cuenta que hay que cambiarlas porque, sino, es posible que el coche tenga...problemas. ¿Como evitarlo? Difícil, pero se puede minimizar. El mayor problema cuando ocurren estas cosas es que no sabemos cuántos de esos coches tienen el problema. Como no tenemos datos ni identificadas las piezas unitariamente, nos cubrimos y llamamos a los….2 últimos millones.
Aquí es donde entramos nosotros proponiendo soluciones, que, hablando con las máquinas e identificando piezas, permitan minimizar el problema y, además de obtener información para mejorar los procesos, podamos minimizar el impacto de costes de no calidad.